Cuando la información está en las etiquetas

Los medios de comunicación, las empresas alimentarias y la información han experimentado una gran transformación en los últimos años. Las empresas han buscado estrategias para atraer el interés de los consumidores. Estos buscan información sobre cuestiones de vida, salud, servicio y proximidad. Esto llevó a las empresas a proporcionar información a sus productos sobre salud y nutrición, de una manera biológicamente más equilibrada. Para llegar a los consumidores, ofrecen sus productos con información o presentaciones más atractivas, asequibles y organizadas con multitud de consejos de salud. Con este interés en atraer a los consumidores, las empresas a menudo acuerdan utilizar las emociones, a riesgo de ofrecer una imagen superficial sobre problemas médicos y de salud.

    Hoy en día, los consumidores buscan una forma saludable de alimentación, con alimentos que, además, con una agradable función sensorial, también reúnan energía y funciones nutricionales en nuestro cuerpo. Por lo tanto, la población trata de saber qué propiedades debe contener alimentos para la dieta más adecuada (nutricionalmente). Las empresas están obligadas a informar en sus productos de una serie de información que a veces puede ser excesiva, pero el objetivo es captar la atención total del consumidor y convencer de que su producto es el mejor ofrecido para su salud y la de su familia.

    Debido a la normativa vigente, se debe a las empresas la obligación de informar en sus productos una serie de puntos clave para nuestra salud. Podemos ver alimentos que componen algún compuesto descrito como dañino (como el aceite de palma), pero debido al alto número de ventas que tiene, la empresa no mejora el producto en beneficio de la salud del consumidor que aumentaría el costo de producción.

Con las prisas en hacer la compra algunos consumidores no miran la composición nutricional y se sienten atraídos por información llamativa y sorprendente sobre otros beneficios para la salud que aumentan las ventas de productos. «Si crees que es bueno para tu salud, ya estoy convencido», pero ¿lo que aporta no lo puedo obtener de una dieta más saludable? Los alimentos procesados tienen la necesidad de agobiar con información supuestamente saludable, ya que los productos de la tierra y/o crudos, o no elaborados, no necesitan reclamo.

Reflexiones:

  • ¿Realmente necesitamos un producto con tanta información?
  • Al final, las reivindicaciones se orientan hacia elementos artificiales o externos añadidos al producto.
  • Estamos perdiendo nuestra dieta mediterránea tratando de reemplazar los alimentos que por nuestra falta de tiempo deben ser de preparación rápida  o procesados?
  • Es necesario reflexionar para analizar hacia dónde va nuestra alimentación y la de nuestros hijos.
  • ¿Es esto lo que realmente queremos?
  • ¿Nos están intentando convencer las empresas de que sus productos sustituyen una dieta sana y equilibrada?
  • ¿Debo creerles?

Es evidente que la población aún necesita más información nutricional para poder mejorar su salud. Todo esto se refleja en el gran aumento de las intolerancias y alergias que han surgido, así como por las enfermedades del tracto digestivo y del resto del organismo asociado a nuestra dieta actual.

Minerva San Nicolás Pareja, Enfermera en Hospital Universitario Parc Taulí, Sabadell.

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