
Para aumentar las defensas del organismo y fortalecer el sistema inmunitario y poder prevenir el desarrollo de ciertas enfermedades, así como atender aquellas que ya se han manifestado, es necesario como dijimos en el anterior post (La importancia de nutrirse bien para hacer frente a la COVID-19), aumentar el consumo de vitaminas y minerales, modificar ciertos hábitos insaludables como el consumo de grasas, alimentos procesados, azúcares, etc.
El cambio o adaptación a un estilo de vida saludable incluye también no fumar, mantener un peso saludable, practicar cierto tipo de deporte acorde con la edad y estado físico, buen descanso nocturno (aprox unas 8 h diarias), consumir bebidas alcohólicas con moderación y no menos importante, reducir el estrés.
Los alimentos imprescindibles en nuestra dieta deberán ser Vitaminas del grupo A, D, C, B6, B9 y B12, y Minerales como el hierro, zinc, cobre y selenio.
Son muchos los estudios que demuestran que una dieta equilibrada refuerza el sistema inmunológico.
El aporte de energía debe ser el adecuado, ni por encima ni por debajo de las recomendaciones. El aporte excesivo de energía afecta a la capacidad del sistema inmunológico de combatir infecciones, puesto que la obesidad está ligada a una mayor incidencia de este tipo de enfermedades. Las personas obesas tienen una mayor incidencia en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, las cuales están vinculadas a trastornos inmunitarios. Els sistema inmunitario también se ve alterado por dietas por debajo de los 1200 Kcal o dietas desequilibradas.
Las grasas también tienen un papel importante en el sistema inmunitario, debiendose reducir su consumo y mejorando la calidad de las grasas que ingerimos. La dieta debe incluir pescado azul, frutos secos, aceite de oliva, girasol, soja o linaza para asegurar un aporte equilibrado de diferentes grasas esenciales para la salud.
El consumo de lácteos fermentados como yogur o kéfir, debe ser regular ya que contribuyen también a aumentar las defensas inmunológicas. Hay estudios que demuestran que quienes consumen estos alimentos de forma regular presentan un mejor estado del sistema inmunitario además de una mayor resistencia a intoxicaciones alimentarias.
Hay que asegurar una dieta equilibrada y lo suficientemente variada para que incluya alimentos de todos los grupos descritos.
El estrés también es un factor que puede alterar el sistema inmunológico. Algunos acontecimientos estresantes pueden producirse una reducción de las defensas naturales y el consiguiente aumento de la sensibilidad a infecciones, alergias, enfermedades inflamatorias y cáncer, entre otras.
La práctica de ejercicio físico moderado también mejora la función del sistema inmunitario según algunos estudios científicos. En cambio, el exceso de ejercicio puede causar daños en el sistema inmunitario, debilitando las defensas.
Podemos decir que se ha comprobado que la actividad física practicada con moderación y regularidad estimula un correcto funcionamiento del sistema inmunitario. Se recomienda realizar de forma regular actividad física de intensidad moderada (caminar a paso ligero, natación, bicicleta, etc.).
Dormir un número de horas suficiente es imprescindible para favorecer el correcto funcionamiento de las defensas.
Como ves tenemos aun mucho trabajo por delante para conseguir unos habitos saludables, verdad? Pero no es imposible.
No sabes como empezar? contacta con nosotros y podremos orientarte.
Referencias:
M. Vilaplana i Batalla. (2010). Nutrición y sistema inmunitario, Una relación muy estrecha. Offarm.29. (6). 75-81. https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-nutricion-sistema-inmunitario-una-relacion-X0212047X10875671.
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