DUELO ANTE LA PERDIDA DE UN ANIMAL

EL DUELO ANTE LA PÉRDIDA DE UN ANIMAL ES IGUAL AL DE

LA PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO…

Noelia Snp

Gracias a mi profesión y por mi experiencia directa, he podido ver a lo largo de más de 25 años ejerciendo de veterinaria, como las personas que tienen animales de compañía, no pueden o no saben gestionar su pérdida. Igual que ocurre cuando perdemos a un familiar, pareja o alguien muy cercano y no hemos sabido o nos han ayudado cómo afrontar la muerte elaborar un buen duelo.

Para entender esto mejor y porque ocurre, a nivel científico, es importante que conozcáis que existe una hormona, llamada “oxitocina”, o “hormona del amor”, que se libera del cerebro cuando una persona y su animal se miran a los ojos, creando un lazo muy fuerte. Esto mismo ocurre entre personas, o incluso una misma persona puede liberar la frente a estímulos, sin que haya de haber otra persona o animal para que eso suceda. Esta reacción química que se produce es muy similar a la que siente una madre por su bebé.

Por todo eso hay muchas personas que obtienen mayor satisfacción con la relación con un animal que con las personas u algunas personas. Y eso es debido a que en la relación humanoanimal siempre existe una lealtad incondicional y una compañía fiel que no te juzga, generando una retroalimentación muy positiva y constante mientras existe esa relación, creando fuertes lazos entre ellos.

Un animal, es capaz solo mirándote a los ojos, de captar perfectamente tu estado emocional, y estar ahí, a tu lado de la manera que necesitas, sin que existan las palabras, solo estando, en el estado anímico o emocional por el que pases. También obtienen información de cómo estás a través de los gestos, olor que desprendes en esos momentos, como te mueves por casa, ese lenguaje no verbal que ellos son verdaderos maestros en captar.


Son perfectos terapeutas para nosotros, pues no necesitan que les expliquemos como nos sentimos, o lo que nos ha pasado ese día, y en cambio saben perfectamente cómo te sientes y están a tu lado de la forma en que cada momento necesitamos. Esta relación tan cercana, tan simple y a la vez tan pura, puede existir entre personas, pero no es por desgracia lo habitual, ya que los humanos, juzgamos, hablamos y a veces ni siquiera escuchamos. Y lo más importante no sabemos ponernos muchas veces en la piel de otro para llegar a él de una forma tan próxima, eso que se llama empatía.….

Y justamente por todo por todo esto, actualmente ya existen las terapias asistidas con animales, que aunque sea para todo tipo de personas, se está utilizando para ayudar a relacionarse o establecer lazos con personas con distintas discapacidades, enfermedades o procesos.

Se trabaja principalmente con caballos y perros, pero también se puede trabajar con otros animales, como el conejo, animales de granja, etc… según el tipo de colectivo o persona a tratar y logrando así a estas personas, sean niños, adultos o personas de la tercera edad, a sentir y sentirse entendidas, gestionar sus emociones, y establecer lazos que con las personas muchas veces, no pueden, ni siquiera a veces con terapeutas especializados.
El trabajo que hacen con esa terapia asistida los animales en general y ahora hablando como herramienta terapéutica, es por la liberación de esa hormona. Cuando ese niño o persona acaricia o mira a los ojos a estos maestros, pueden captar de inmediato nuestro miedo, nuestra sensibilidad escondida o no expresada, nuestra emoción, y la comunicación inexistente que obtienen de las personas incluso de las más cercanas a ellas.
Entendiendo esto, podremos al menos tener el conocimiento de toda esa gran habilidad simple, sincera, humilde, incondicional, sin juicios, sin esperar nada a cambio de los animales, y entender el motivo de que esa pérdida que existe cuando alguien pasa por este proceso y el dolor y vacío que producen a esas personas, comparable totalmente con las pérdidas de familiares o amigos cercanos. A veces, incluso más que con esas, porque ellos nos dan todo eso y las personas no saben quizá aún hacerlo, en una gran mayoría.
EL duelo pues ante la pérdida de nuestro animal, es algo tan importante que hasta los terapeutas aconsejan que se ha de hacer de una manera correcta, como seria cualquier duelo y poder cerrar bien el ciclo.

Existen varios motivos que hacen que esos duelos no puedan hacerse, o no puedan hacerse bien. Por un lado está, el entorno social, que no puede comprender que esas personas sientan ese dolor o pérdida tan fuerte, solo porque es un animal. Suelen ser muchas veces las personas más cercanas de nuevo, al no entender este gran lazo que les unía, y no sabrán o podrán acompañarlo en su duelo real. Incluso muchas veces hasta lo interrumpirán o lo querrán sabotear inconscientemente, intentando convencerlos diciendo: “pero no ves, si solo es un animal”, y que su reacción es exagerada y no tiene sentido. Otras veces entienden que les produzca ese vacío o dolor mientras está pasando, e intentan quitarle importancia para que sigan bien, con palabras como: “ahora ya está, ya ha pasado”, y le compran otro animal creyendo que todos los animales son iguales y puede sustituirse.

En segundo lugar lo que también impide ese duelo, son los mismos propietarios, que quieren esconder el dolor de su gran pérdida, ante la gente, o incluso en el mismo veterinario, porque creen que no es normal sentir ese dolor o emoción ante los demás y lo esconden.
Son muchos los animales que durante mi vida he tenido que ayudar a marcharse, porque lo más habitual es que no mueran solos en unas condiciones con una mínima calidad de vida.
Solo en caso de accidentes, o enfermedades agudas como ocurre en personas…. La mayor parte de las veces, llega el momento de tomar la decisión más dura para un propietario o compañero de ese animal, decidir cuando ya le llegó su hora, y en este punto el veterinario es el único que va poder ayudar a ese animal a dejar de sufrir o dejar de “estar sin estar”…
Es tan pero tan difícil para ellos afrontar este paso, que muchos propietarios, hablando ahora como veterinaria, o sea clientes, llegan a la clínica, con esa visita programada o a veces no programada, y ves que, o bien no quieren estar presentes y te lo entregan y se van, huyendo o evitando ese dolor, u otras en los que se quedan durante el proceso y te piden perdón si les sale una lágrima y se intentan contener ante nosotros, como si fueran a hacer un espectáculo.
Y es ahí cuando yo les digo: “no has de pedirme perdón, siente que yo no estoy y expresa y llora, y haz lo que necesites hacer desde lo que tu corazón te pida sin avergonzar te”, “lo que sientes es normal, hoy, te despides de un compañero de vida muy importante y todo lo que sientes no debes esconderlo”. Bien, os puedo decir que el solo el escuchar estas palabras, rompen a llorar, sin vergüenza, sin contenerse y les ofrezco estar durante todo el proceso, tocar a ese animal, acariciarlo, recordar lo bueno que han compartido, y que este momento de pérdida y dolor, no les haga olvidar todo lo que ha sido durante todos estos años su fiel y querido animal y lo bello que han compartido.

Tan solo estar acompañados por un veterinario y persona a la vez, que los comprende, los abraza, y entiende todo lo que allí sucede, salen de allí diferentes, y te agradecen de corazón, el haber convertido ese momento, en el que no hay ninguna prisa, en el que se invierte todo el tiempo y delicadeza necesario, en un momento también de amor entre lágrimas, y realmente siento que ellos entonces sí pudieron hacer su despedida con el amor en el que este momento tan delicado para ellos era tan, tan importante.

Cuando acabo de esa media hora o más de estar con ellos y ayudar entre todos, yo como veterinaria que he de ser en ese momento para ayudar a marchar a ese “especial” animal, salgo de la consulta y les dejo solos hasta que ellos quieran o sientan salir…..
Algunos me piden que me quede con ellos, ya que en estos momentos se crean lazos fuertes también entre nosotros, y allí me quedo…..hasta ver como salen de la consulta tan diferentes como cuando entraron, y es cuando aparece ese abrazo que sale de ellos para mí, un abrazo sincero, con lágrimas en los ojos y con un corazón más calmado y con más paz por haber podido hacer esa despedida bien hecha y así poder elaborar un buen duelo.
Y es que en mi profesión, me toca vacunar, tratar una gastroenteritis, realizar una operación, curar procesos o enfermedades, y también, ver como yo ya no puedo seguir alargando la vida a todos los que entren por la puerta, y he de aceptar como veterinaria que otra de mis obligaciones es, no alargar más de lo necesario la vida de un animal que ya no puede luchar,
que ya sabe que ha de marcharse aunque sus propietarios aún no quieran verlo. También me ocurre al revés, gente que quiere acabar antes de lo que su animal ha decido seguir con sus limitaciones, y no es el momento para ellos, pero sus” amos”, no quieren dejar que llegue ese momento, en el que esa decisión es la correcta, ni antes, ni después, solo porque el diagnóstico y pronóstico es malo, y aunque ese animal en este momento te mueva la colita, o te coja un premio como siempre hace cuando llega a la consulta, prefieren no llegar o esperar a que llegue el momento y se adelantan a él. Esta parte es realmente muy dura para los veterinarios, un animal viejo, o un animal con un cáncer que no le impide vivir con una calidad de vida aceptable aún, y ante el miedo que llegue ese momento, prefieren adelantarse, cuando yo sé, que es un acto precipitado, impulsivo y poco meditado en la mayor parte de los casos.

Mi experiencia en esto, el acompañamiento y duelo ante la pérdida de un animal, en el que el veterinario ha de estar presente, ha hecho que haya de ser aún más justo en ese momento, no solo “la veterinaria”, para así poder acompañar a la gente que tiene ese gran vínculo o lazo con sus animales, y poder ayudarles o facilitarles ese duro momento.

Todo ello me ha llevado a practicar muchas eutanasias, para mí “acompañamientos”, de un modo muy especial no solo para ellos, sino por el animal y por supuesto para mí, y cada vez intento que pueda ser en el domicilio, para que ese animal querido esté en casa, en su entorno, ese entorno donde se juntan todos los miembros de esa familia que quieren despedirse y estar con él hasta el último momento.

Momento en el que se habla antes de poner esa inyección, de todo lo vivido y empiezan a salir miles de buenos recuerdos, y el dolor se envuelve de amor, y hacen que esa despedida sea para iniciar un duelo bien hecho tal y como lo sienten , y lo más importante, como lo necesitan hacer de verdad para elaborar un duelo en paz, y sin que ese momento sea un momento para olvidar, o que el nombre de ese animal sea una nombre ya tabú para ellos, porque le recuerde dolor, sino solo un buen recuerdo vivido , compartido y que ahora están dejando marchar porque ese es su momento, y que mejor con toda la gente que ha establecido esos grandes lazos a su lado, para estar desde el principio hasta el fin.
Este escrito es tan importante para los que hayan de pasar por este proceso cómo para los que estén en el entorno cercano a la persona, para poder así, entender ese gran lazo creado entre persona/ animal, demostrado científicamente para poder acompañar y facilitar su duelo y no castrarlo…

Si queréis dejarme un mensaje aquí podéis hacerlo. Os leo a todos. Intentare ir respondiendo a todas vuestras dudas.

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