Historias de nuestros lectores

Por Cocarutas
En uno de estos días en plena reflexión de sofá después de comer, me acordé que últimamente conocí nueva gente, para que puedan conocerme mejor los nuevos y sirva de recordatorio a los viejos conocidos, os voy a contar mi vida, bueno un pequeño trozo de ella.

Empezaré por el principio, según los cálculos que hizo mi mamá y una señora del pueblo que ayudaba a nacer a los niños, yo tenía que nacer el día 5 de marzo de 1948, el caso es que yo siempre fui un culo de mal asiento, como siempre me gustó descubrir mis alrededores y sentía a la gente hablar fuera, me entraban ganas de salir, además el sitio cada vez se quedaba más pequeño, total que eché mis cuentas y decidí nacer el 29 de febrero por que era domingo y así no tendría que trabajar, lo malo es que entonces yo no sabía quebrados, ni algebra, ni trigonometría, tampoco matemática moderna, a decir verdad todavía no las sé hoy, el error fue tan grave que tuve que trabajar toda la vida.

Después de todo, el nacer el 29 de febrero me hace un tipo especial, casi nunca encuentro otra persona que naciera un 29 de febrero y mucho menos del año 1948, también tuve la suerte de tener una madre muy buena y con buenos desayunos, como yo era muy mamón y ella me quería mucho me dio el pecho hasta los cuatro años, un día me dijo que tendría que dejar de dármelo por que había comprado una niña y tendría que guardar la leche para ella, ya que era muy pequeñita, pero que no me preocupara que como yo era un mocete podía tomar la leche de la chivitaque daba leche suficiente para todos.
El caso es que cuando venía del colegio ella me esperaba a medio camino, yo le decía mamá, mamá, dame la merendita que tengo gana, ella me daba siempre la izquierda primero, mientras los demás niños se morían de envidia, no me extrañaba, algunos los habían criado con biberón, para darles más rabia, yo le decía a mamá, que tengo más ganita y entonces me daba la derecha, mientras, se les caían las babas de envidia, reconozco que algo de mala leche tengo, este hecho marcó mi vida, cuando ya fui adolescente empecé a mirar las posible novias y lo primero que miraba eran los desayunos, (No me seáis mal pensados) solo quería que mis futuros hijos tuvieran la misma suerte que yo, de esta forma estarían bien alimentados y se criarían fuertes y sanos, lo que son las cosas, la primera posible novia la conocí por el culo, (perdón quería decir por la espalda) caminaba yo detrás suyo por la calle y sin darme cuenta desde lejos mis manos le estaban tomando las medidas, me parecieron con curvas adecuadas para mi gusto, al rato se sentó en una placeta y rápidamente calculé los desayunos, casi perfectos, total me senté a su lado y le dije, ¡Tienes unos andares tan preciosos, que me gustaría caminar a tu lado para toda la vida! No dijo nada pero sonrió, yo siempre dije que si callas consientes, o sea que di por supuesto que era un sí.
Era una muchacha muy educada, bien hablada, simpática, muy inteligente, de conversación agradable, pero sobretodo buena, hablamos casi tres horas sin parar, los dos teníamos ganas de conocernos, quedamos para el domingo siguiente para ir a bailar, bailamos toda la tarde, me parecía estar bailando en las nubes, seguimos hablando y hablando, no se puede decir que éramos novios pero sí que nos sentíamos muy a gusto juntos, en tres semanas ya pensábamos en hacer una declaración de amor, se lo comenté a mis amigos y se presentaron en el baile, querían conocerla, tenían cierta curiosidad por saber que pieza me había cobrado, (siempre decíamos que íbamos de caza). Al llegar ya estaban esperándonos, hice las presentaciones y ella, como suelen hacer las mujeres, se marcho al lavabo, nada más girarse, Manolo me dice ¡Pero tío, como puedes echarte una novia tan fea! ¡Ha pero es fea, contesté!, Luis dijo, ¡Que pasa, no le miras la cara! Pues no contesté, entonces el Pepe que era un poco más tontito preguntó, ¿Entonces para donde le miras? Casi cabreado le dije, pues le miro para el culo y el canalillo, o sea para lo que se hace servir, ¡Entiendes! Haaa, balbuceó y se marcharon de caza.

Cuando regresó la Nuri, le miré a la cara, y me dije a mi mismo, tienen razón es bastante fea, bailamos como siempre, pero mis ojos se iban a su cara, tal vez por si mejoraba, me deshinchaba moralmente con facilidad, solo cuando bailábamos arrimaditos con la cara pegadita, me sentía a gusto, a media parte le dije vámonos y tomamos el cubata fuera, no tengo ganas de bailar, fuimos a un bar muy tranquilo y seguimos hablando, en un momento dado, le dije, me voy a comprar tabaco al estanco, siempre mentí muy mal, nunca fumé y ella lo sabía, además los estancos en domingo nunca abrieron y menos a las nueve de la noche, ella se dio cuenta pero no dijo nada, yo tardé más de cinco años en volver a pasar por allí, no sea que me estuviera esperando.
Después de unos años me di cuenta que la verdadera belleza estaba dentro, me lo hizo saber una joven que era tan bella por fuera como estúpida y vacía por dentro, desde entonces no miro a la cara a las personas para ver su belleza, trato de saber cuán grande es su belleza interior, esta siempre es más fuerte y duradera.
Un día después de diez años, encontré la Nuri, con su marido y dos niños igual que yo, por supuesto le presenté mis disculpas por mi comportamiento, además de darle las gracias porque su ejemplo me hizo desear siempre encontrarme con personas con una gran belleza interior.
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