Historias de nuestros lectores

Por Cocarutas
Hoy os voy a contar una historia, una de tantas que me suceden en mi largo deambular por este precioso mundo, siempre atento con los cinco sentidos, para disfrutar de las pequeñas cosas o pequeñas historias que me cuentan o vivo personalmente.

Esta vez se trata de un pequeño vegetal, fue a primeros del mes de abril del año 2006, hace ahora unos nueve años, el primer menguante de la primavera, sin duda el mejor para hacer las plantaciones, ya que estaba en un pueblo a más de ochocientos metros de altitud en el cual los inviernos son algo duros.
Un pariente estaba plantando berzas y me retó a que yo plantara unas cuantas, reconozco que yo no soy un buen hortelano y que mis caderas no están dispuestas a moverse si no es para obtener un disfrute inmediato, pero los retos no me ponen miedo, cuando el pariente se marchó, me fui al semillero, entre los cientos de plantas había una que ya asomaba por encima de las demás.

Cogí media docena y las planté en el huerto que tienen mis padres al lado de la casa, durante el año el tiempo que estuve en el pueblo las cuidé, aboné y regué a todas igual, al año siguiente mi berza favorita ya media unos diez centímetros más de alto que las demás, yo orgulloso y enamorado de su belleza, le mimaba, acariciaba, adulaba, incluso la besaba, cada mañana acudía a verla para ver su hermosura cubierta de roció, el cual se lo iba bebiendo mientras resbalaba por sus tiernas hojas, un día mi mujer me observó sin que yo me diera cuenta y muerta de celos, me espetó, que acariciaba mas a la berza que a ella, yo trate de disculparme, le dije que las dos eran mis amores, pero que podían ser compatibles, le expliqué, una vez más, que yo era hombre de una sola mujer, pero que mi amor por las plantas y la naturaleza podíamos compartirlo a poco que ella entendiera que todo lo que nos rodea, sean animales o plantas son un complemento más a nuestro paso por esta vida, le dije ¿Cómo podría yo regalarte un ramo de flores en señal de amor si no existieran las plantas? ¿Cómo podría yo hacerte sentir placer con mis caricias sin antes sentirse acariciada con la delicadez de un gatito? Deberías acompañarme para compartir con la berza todo lo bueno que la naturaleza nos da.
Poco a poco empezó a acariciarla y la berza cada vez era más hermosa se esforzaba para demostrarnos que agradecía nuestra dedicación.
Con solo un año estaba tan hermosa, que mostraba orgullosa sus flores laterales, para exhibir su coquetería, reservando su guía central para seguir persiguiendo sus deseos de llegar a alcanzar el cielo, un día decidimos recoger sus frutos, unas tiernas y deliciosas hojas, para darles un digno acompañamiento, le acompañamos de un botillo Berciano, chorizo y un trozo de tocino entreverado para que estuviera mas engrasada y resbaladiza, todo un placer, cada bocado saboreado delicadamente, nos traía a nuestra mente el aroma, sabor y casi el olor de nuestras manos sudorosas de la emoción al acariciarla.
Cada año procuramos venir a visitarla, durante unos meses nos dedicamos a ella con todo nuestro saber y experiencia, ya es como un ritual, recoger y disfrutar casi desde el primer día, de los frutos que nuestro amor vegetal nos ofrece, formamos una especie de trió que disfrutamos y queremos con nuestros amores platónicos, una simbiosis de la naturaleza que demuestra que aquí nadie sobra y somos todos necesarios.
En su afán de alcanzar el infinito, necesita de nuestro apoyo, nosotros le prestamos nuestro hombro para ayudarle a soportar los avatares de los fuertes temporales, lluvia, viento, nieve y vendavales que el crudo invierno trae por estos lares.
Cuando nos tenemos que ir ponemos en su ayuda unos postes que le ayudaran a soportar las inclemencias hasta nuestro regreso.

Ella por este tiempo siempre nos recibe orgullosa y presumida de su esbelta figura, radiante y cargada con los mejores retoños, para demostrarnos que ninguna como ella nos quiere.
Esta primavera, en su noveno aniversario decidí dedicarle este homenaje y tomarle las medidas, son más de 3,5 metros de altura, cada vez la puñetera me lo pone más difícil de alcanzar sus frutos, ya necesito de una escalera para poder mimarla, y decirle a su guía central que siga altanera en su anhelo de ser la más grande, para que no se preocupe, le prometí que si algún día decidía poner fin a su larga vida, que echara en su tronco central la más bella, hermosa y fructífera flor, yo a cambio le prometo que la recogeré y sembraré en la primera luna de primavera, en un semillero al solano para que miles de sus descendientes adornen los huertos de todos los vecinos.
De todas las 6 berzas que planté solo quedan dos, nuestra berza y otra que celosa se resiste a morir, esta es la diferencia, más de un metro, pero su valentía también hace que nosotros también la tengamos en cuenta y le animamos a ser la autentica competidora a este peculiar monstruo de la naturaleza.
Ánimos berza mía,
Alarga más tu larga vida.
Eres nuestro apoyo y orgullo,
De todos los vecinos la envidia.
Nos diste tantos placeres,
Tantas caricias y hermosura.
Que siendo un torpe y caradura.
Has hecho de mí, toda bondad y ternura.
Cocarutas
Queréis conocer mas sobre Cocarutas? Aquí os dejo su blog: https://cocarutas.blogspot.com/
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